lunes, 10 de noviembre de 2014

Wilfred Owen, Poeta y Héroe de la Primera Guerra Mundial




En 2014 conmemoramos el centenario de la Primera Guerra Mundial, uno de los horrores que ensombrecieron la primera mitad del Siglo XX, una guerra que comenzó casi sin quererlo como un juego de soldaditos y que acabó convirtiéndose en una espantosa carnicería que acabó con la vida, las ilusiones y las esperanzas de toda una generación de jóvenes de todas las nacionalidades.

La Primera Guerra Mundial supuso el empleo masivo de nuevas armas letales como las ametralladoras, las granadas, los lanzallamas, la artillería de gran calibre, los tanques, los gases asfixiantes, la aviación o el uso masivo de submarinos.

El espanto fue tal, que tanto en los países anglosajones como en Francia y Alemania siguen llamándola la Gran Guerra, con cifras tan horribles como los 11 millones de soldados fallecidos, 21 millones de heridos y mutilados, casi 8 millones de desaparecidos y 9 millones de víctimas entre la población civil. Para que os hagáis una idea, 2 de cada 8 soldados murieron en esta guerra. Cifras frías, tan sólo números escritos en papel, pero cada una de esas víctimas tiene su propia historia, su propio futuro truncado, sus alegrías, sus sufrimientos, sus sueños, sus esperanzas.

Y eso es precisamente lo que quiso contar Wilfred Owen. El sufrimiento cotidiano, la incertidumbre de la muerte espantosa, el espanto de ver morir a sus camaradas, la ausencia de futuro o esperanza,  el horror de los bombardeos, la atrocidad del gas, el dolor y el desgarro.

Muchos jóvenes de todos los bandos contendientes se alistaron en sus respectivos ejércitos, bajo la promesa de gloria y honor, pensando que el conflicto se solventaría en unos pocos meses y volverían a sus hogares como héroes.

En las trincheras dejaron su juventud, su cordura o su vida pintores como Otto Dix, Georges Braque, Henri Gaudier-Brzeska, Oskar Kokochka y escritores como Ernest Hemingway, Ernst Jünger, Robert Graves, Guillaume Apollinaire, Robert Musil, J.R.R. Tolkien, Filippo Tommaso Marinetti, Sigfried Sassoon o C.S. Lewis.

Wilfred Owen, como la mayoría de sus camaradas, se había embarcado en aquella carnicería, totalmente convencido de que era su deber y orgulloso de su patriotismo: aquellas grandes palabras de las que se hinchaban las bocas de la Prensa y de los políticos. Pero la guerra era otra cosa, y nadie se lo había contado.

Y allí, en las trincheras, con el barro hasta el cuello, con las nubes de gas clorhídrico envenenando el aire, y los obuses alemanes despanzurrando a sus camaradas, supieron de golpe lo que era, y perdieron algo más que la vida: sus sueños, sus ilusiones, quizá una familia, la fe en los seres humanos.

Owen había vuelto a la batalla a petición propia, cuando aún estaba convaleciente de pasadas heridas. No era de los que se arredraban. Pero sí fue de los primeros y más clarividentes en comprender de qué iba aquello de la guerra en las trincheras.

Y su testimonio conmovedor es el que traemos hoy a "Desde Albus Albi".

Ecos del Dante de los infiernos, de Shelley, de Yeats, retumban en estos versos como las explosiones. Y el miedo, el terror, el pavor, la masacre:

«¡Gas! ¡Gas! ¡Rápido todos. / Tanteando / torpemente / nos pusimos las máscaras a tiempo. / Pero hubo uno que gritaba todavía / y se agitaba como un hombre en llamas. / A través del visor y de la niebla verde /como hundido en el mar,/ vi que se ahogaba».

Owen se rebela contra el Destino, contra la figura bíblica del padre que les ha llevado a la matanza, y clama en el desierto de la Segunda Batalla del Sambre, una de las más espantosas de la contienda. La voz de Owen es aterradoramente humana: 

«Mi grasa será grano, mi savia para todos. / Sin duda, un día... / Amigo ten por cierto / creo que con las plantas estaré mejor, en paz / con la lluvia y el prado, como antaño /solían empaparme cuando niño».

Un anónimo disparo alemán acabo con su vida el 4 de Noviembre de 1918 mientras cruzaba junto con sus camaradas de regimiento el canal Sambre-Oise.

Su madre recibió la noticia de su muerte el 11 de noviembre de 1918, una semana después de su muerte. Aquel día se firmaba el armisticio, y dicen que estallaba la paz

Si queréis leer más cosas de Wilfred Owen os recomendamos su libro "Poemas de Guerra", editado en castellano por la editorial Acantilado.

Si queréis leer más cosas de la Primera Guerra Mundial os recomendamos "La Primera Guerra Mundial" de Martin Gilbert, "Historia de la Primera Guerra Mundial" de David Stevenson o "1914" de Margaret MacMillan sobre las causas que condujeron a Europa a la locura.

Si queréis ver alguna película sobre la tragedia que supuso la Primera Guerra Mundial,  os recomendamos la desgarradora"Johnny cogió su fusil" de Dalton Trumbo, "Senderos de gloria" de Stanley Kubrick o "Gallipoli" de Peter Weir.

Os dejamos una muestra de la obra de Wilfred Owen.





DULCE ET DECORUM EST (Dulce y honorable es...)

Torcidos, como viejos mendigos bajo sus hatos,
renqueando, tosiendo como brujas, maldecíamos a través del lodo,
hasta que donde alumbraban las luces de las bengalas nos dimos la vuelta
y hacia nuestra lejana posición empezamos a caminar afanosamente.
Los hombres marchaban dormidos. Muchos habían perdido sus botas
Pero abrumados avanzaban sobre zapatos de sangre. Todos cojos, todos ciegos;
Borrachos de fatiga, sordos incluso al silbido de las balas
Que los cansados cañones de calibre 5.9 disparaban detrás de nosotros.


“¡Gas, gas! ¡Rápido, muchachos!”; un éxtasis de desconcierto,
Poniéndonos los toscos cascos justo a tiempo;
Pero alguien aún estaba gritando y tropezando
Y ardía retorciéndose, como ahogándose en cal viva…
Borroso, a través de los empañados cristales de la máscara y de la tenue luz verde,
Como en un mar verde le vi ahogarse.
En todas mis pesadillas, ante mi impotente mirada,
Se desploma boqueando, agonizando, asfixiándose.

Si en algún sofocante sueño tú también puedes caminar
Tras la carreta en la que lo pusimos,
Y mirar sus blancos ojos moviéndose
En su desmayada cara, como un endemoniado.
Si pudieses escuchar a cada traqueteo
El gorgoteo de la sangre saliendo de sus destrozados pulmones,
Repugnante como el cáncer, nauseabundo como el vómito
De horrorosas, incurables llagas en lenguas inocentes,
Amigo mío, no volverías a decir con ese alto idealismo
A los ardientes jóvenes sedientos de gloria
La vieja mentira: “Dulce et decorum est pro patria mori”.


HIMNO A LA JUVENTUD CONDENADA

¿Doblarán las campanas por aquellos que mueren como ganado?
Sólo la rabia monstruosa de los cañones
el rápido tartamudeo de los fusiles
pueden rezarles una breve plegaria.

Para ellos, no más ceremonias, oraciones ni campanas
ni voces de luto o salvas en coros,
Sólo el agudo, rabioso gemido de coros de obuses
y clarines llamándolos desde dolientes condados.

¿Qué candelabros pueden encenderse para ellos?
No en sus manos de niños sino en sus ojos
brillará la sagrada luz de los adioses.

La pálida mirada de las muchachas serán sus mortajas;
Sus ofrendas, la ternura de dolidos recuerdos
y cada lento atardecer se inclinará ante sus memorias.


EXTRAÑO ENCUENTRO

Pareció que yo escapaba de la batalla 
por un profundo, obtuso túnel, mucho tiempo atrás cavado
a través de granitos que abovedaron guerras titánicas
y sin embargo allí gemía gente que dormía apilada; 
demasiado firmes en el pensamiento o en la muerte para ser
perturbados.

Entonces, al tantearlos, saltó uno, y observaba 

con piadoso escrutinio en sus ojos clavados. 
Como para bendecir alzaba manos angustiadas.
Por su sonrisa recordé esa sala lóbrega, 
por su sonrisa muerta supe que estábamos en el Infierno. 
La visión de esa cara estaba graneada con mil sufrimientos. 
Sin embargo, no llegaba a ese lugar sangre desde el suelo 
ni tableteaban las armas ni gemían los morteros.
“Extraño amigo”, dije, “aquí no hay razón para el lamento”.
“Ninguna”, dijo el otro, “salvo los años deshechos, 
la desesperanza. Cualquiera sea la esperanza de que seas dueño
también lo fue mi vida. Yo me lancé, violento, a la caza, 
de la belleza más agreste que hubiera bajo el cielo 
que no yace en los ojos mansos ni el pelo trenzado
sino que se burla del paso firme del tiempo
y si se lamenta, más rico que aquí es su lamento. 
Pues podrían haberse reído muchos hombres por mi alegría 
y de mi llanto algo había quedado todavía
que debe morir ahora. Hablo de la verdad no dicha: 
la lástima de la guerra, la lástima que la guerra destiló. 
Ahora pueden irse contentos los hombres con lo que hemos
mancillado, o bien, descontentos, hervir sangrientos y derramarse.
Irán rápidos, con la rapidez del tigre, 
nadie romperá filas, aunque las naciones tomen otra vía, 
no la del progreso. Mío fue el coraje y yo tuve el misterio, 
mía fue la prudencia, y yo fui diestro 
en esquivar la marcha de este mundo en retroceso 
hacia alcázares no amurallados, hueros. 
Entonces, cuando mucha sangre haya atascado las ruedas de los 
carros, yo me levantaré a lavarla en los manantiales gratos. 
Incluso con verdades que estaban demasiado hondas para el engaño,
volcaría mi espíritu sin resguardo 
pero no por las llagas ni la letrina de la guerra.
Han sangrado las frentes de los hombres donde no había desgarro. 
Soy el enemigo, amigo, que has matado. 
Te conocí en esta oscuridad porque así ayer mostrabas 
el ceño cuando, a través de mí, has punzado y matado”. 
Le repliqué, pero mis manos estaban reacias y frías. 
“Ahora durmamos…”







viernes, 9 de mayo de 2014

Historia de Colmenar del Arroyo

A lo largo de las próximas entradas os vamos a ir mostrando entre otras cosas, los diversos monumentos y rincones curiosos de Colmenar del Arroyo, pero antes os queremos contar un poco de nuestra "historia oficial". El texto está extraído de nuestra web www.albusalbi.com 

En esta entrada de nuestro blog, encontraréis "una historia diferente" de nuestro pueblo Historia Alternativa de Colmenar del Arroyo


La primera mención escrita al origen de Colmenar del Arroyo aparece en el “Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar” escrito por Pascual Madoz entre 1845 y 1850. En el se cita que “el pueblo fue fundado en el Siglo XI por pastores segovianos que apacentaban sus ganados ...”

A pesar de este dato, no es posible conocer con exactitud los orígenes del municipio, en parte debido a la escasez de hallazgos y prospecciones arqueológicas y en parte debido a las escasas referencias históricas disponibles. En los parajes “Los Becerriles, Los Cebadales y La Dehesa” existen restos de sepulturas formadas con lajas de piedra con un posible origen visigótico, así como sepulcros antropomórficos excavados en la roca, posiblemente de origen altomedieval. Los cercanos asentamientos romanos en la zona de Robledo de Chavela, las explotaciones de época visigoda en Pelayos de la Presa, así como la importancia militar que en época musulmana tenía el vado del río Perales en Navalagamella, hacen pensar en la existencia de algún tipo de asentamiento o explotación de pequeño tamaño, bastante habitual en los primeros siglos medievales y probablemente abandonado durante alguna de las turbulencias sociales o militares que caracterizaron dichos años. 

Todo parece indicar que estos primeros asentamientos fueron reutilizados por pastores llegados a la zona a finales del Siglo XI, posiblemente como consecuencia de la reciente conquista del Reino de Toledo por parte de Alfonso VI de Castilla, los cuales aprovechando la bonanza del clima, la abundancia de pastos y agua para el ganado, así como la riqueza natural de la zona, construyeron sus propios asentamientos en el actual enclave del Pajar Viejo, en el oeste del municipio.

Estos primeros pobladores aprovecharon la abundancia de abejas existentes en la zona, para construir rudimentarias colmenas en los troncos huecos de los árboles de la zona. El origen del nombre del municipio proviene sin duda de esta actividad.

La principal actividad de este primitivo asentamiento eran el pastoreo, la caza, la apicultura y una agricultura básicamente de subsistencia. La concesión por parte del monarca castellano Alfonso VIII de numerosos privilegios y Cartas Pueblas a La Comunidad y Tierra de Segovia a finales del Siglo XII, aprovechando el desplazamiento de la frontera con Al-Andalus hacia territorios más al sur, trajo como consecuencia una nueva oleada repobladora y un aumento de la población existente hasta ese momento en el municipio que recibió parcelas y nuevos parajes para ser explotados. 

Administrativamente, en esta época, Colmenar del Arroyo pertenecía al Sexmo de Casarrubios, una de las múltiples unidades organizativas en que se dividía La Comunidad y Tierra de Segovia para facilitar su gobierno.

En busca de nuevos emplazamientos para establecerse se comenzó a poblar un nuevo núcleo organizado en torno a Navazás y el Prado del Conde. Abundantes hallazgos de restos de tejas, huesos y fragmentos cerámicos así como la ubicación de la primitiva Iglesia de San Vicente avalan estas teorías. Continuó la explotación de las numerosas colmenas existentes en la zona, así como la caza y el pastoreo, comenzando una explotación intensiva de los recursos agrícolas, plantándose olmos, chopos y olivos, cereales y sobre todo labrándose huertos a ambos lados del arroyo.

De este modo, conforme aumenta la población a finales del Siglo XIII los habitantes se fueron asentando buscando la comodidad y la proximidad al arroyo y los huertos en la zona ahora conocida como Barrio de Abajo. El arroyo en aquella época era más caudaloso y menos profundo que en la actualidad, por lo que fue precisa la construcción de puentes para comunicar las huertas establecidas en sus márgenes.

Tenemos así dos núcleos de población, al Norte el primitivo Barrio de Arriba construido en torno a la Iglesia de San Vicente y el Barrio de Abajo que aglutina a los nuevos pobladores en torno al arroyo y los puentes. Una importante mención al municipio en esta época es el “Libro de la Montería” del monarca castellano Alfonso XI, escrito en torno a 1345 y en el que se describen los montes y parajes en torno a Colmenar del Arroyo y como el rey dio caza a dos osos en la denominada Peña de Ocaña.

Los escasos datos disponibles, nos indican que a lo largo del Siglo XVI, Colmenar del Arroyo continuaba siendo Cabeza de Concejo, y que las reuniones vecinales se realizaban bajo al olmo plantado en la actual Plaza de España, ya que el núcleo urbano se había ido asentando en los lugares que actualmente ocupa, convirtiéndose el arroyo y el olmo en los ejes vertebradores de la vida del pueblo.

En una de estas reuniones del Concejo, los vecinos acuerdan solicitar al Cardenal Juan de Tavera, Arzobispo de Toledo y Primado de España, licencia para la construcción de una nueva iglesia, en las cercanías de la plaza donde estaba ubicado el olmo, ya que la antigua Iglesia de San Vicente se encontraba en un estado ruinoso y su alejamiento del actual núcleo poblacional, la hacía poco accesible a los miembros más mayores de la comunidad. El Cardenal Tavera, concede la licencia para la construcción de la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora en privilegio fechado el 1 de Marzo de 1539. La obra ha sido tradicionalmente atribuida al maestro Juan de Herrera o al menos a alguno de sus discípulos y el inicio de su construcción se demoró durante cerca de 50 años debido a la falta de fondos, dándose finalmente por concluidas en Diciembre de 1615.

El rey Felipe IV otorgó en real cédula firmada el 19 de Diciembre de 1626, el título de Villa al lugar de Colmenar del Arroyo y su anejo La Chapinería, reservándose el monarca el señorío sobre las minas de oro, plata y salinas que pudieren encontrarse, quedando así desligado el municipio de la jurisdicción de la Ciudad de Segovia . Cada uno de los 76 vecinos que entonces poblaban Colmenar del Arroyo, tuvieron que abonar la suma de 15.000 maravedíes, si bien los habitantes de La Chapinería solicitaron pagar por si mismos la parte que les correspondía para solicitar a su vez la separación de Colmenar del Arroyo y su constitución como municipio libre e independiente.

Fue necesario el deslinde y amojonamiento de los respectivos términos municipales, para lo cual tuvieron que reunirse el Procurador de Segovia, varios diputados del Reino así como escribanos de los pueblos cercanos para conseguir alcanzar un acuerdo. Una vez consumada la independencia de Chapinería, comenzaron constantes pleitos y conflictos entre los vecinos de ambos pueblos.

El declive económico que asoló a España a finales del Siglo XVII, afectó al municipio, de tal manera que para hacer frente a las numerosas deudas contraídas hasta la fecha, el Concejo decidió en 1692 subastar públicamente el Señorío de Colmenar del Arroyo, siendo adquirido por un tal Alonso Camero, el cual a su vez lo vendió al duque de Noblejas en 1693 por la suma de 64.706 reales. El título de Señor de Colmenar otorgaba al Duque de Noblejas derecho a nombrar a los regidores municipales, a los oficiales de justicia, así como a percibir determinados impuestos.

De esta época tenemos una mención en el catastro elaborado por el Marqués de la Ensenada en 1752 en el que figuran 71 vecinos. En las Descripciones o Relaciones elaboradas por el Cardenal Lorenzana en 1784, el pueblo aparece calificado como insalubre debido a su situación pantanosa y al pésimo estado en que se encuentra el cauce del arroyo. La población se ha reducido hasta los 50 vecinos, sin duda por las malas condiciones sanitarias y las epidemias periódicas que asolaban la zona.

La principal actividad del municipio continua siendo la agricultura, cereales en las tierras de secano y algarrobos, olivos y viñedos en los márgenes del arroyo. Las colmenas, antigua fuente de riqueza para el pueblo aparecen reducidas a tan solo 48 en esta época. La ganadería continuaba siendo una importante fuente de ingresos, tomando especial importancia la porcina frente a las tradicionales equina, vacuna y ovina. Otra fuente de ingresos era la explotación de prados y pastos comunales.

De gran trascendencia para Colmenar del Arroyo fue el decreto promulgado por las Cortes Generales reunidas en Cádiz en 1811 por el que quedaban abolidos todos los señoríos jurisdiccionales y los vasallajes, que tanto habían condicionado el desarrollo de la comarca. Transcurridos 25 años desde la promulgación del decreto, el Duque de Noblejas continuaba dominando Colmenar del Arroyo, por lo que el Concejo promovió un pleito ya que se negaba a abonar la indemnización exigida por el Duque para renunciar a sus derechos sobre el Señorío. Desafortunadamente el fallo final no es conocido y en 1833 el rey Fernando VII promulgó el Decreto de las Provincias, dividiendo el territorio nacional y a consecuencia del cual Colmenar del Arroyo pasó a integrarse en la provincia de Madrid, abandonando todos los lazos con la provincia de Segovia. El pueblo perteneció en un principio al Partido Judicial de Navalcarnero para integrarse en 1887 en el de San Lorenzo de El Escorial.
Gran repercusión tuvieron también en Colmenar del Arroyo los decretos desamortizadores promulgados por el Ministro de Hacienda Juan Álvarez de Mendizábal en 1836 por el numerosos predios, prados, huertos y viñas pertenecientes a la parroquia y a las cofradías religiosas fueron incautados por el Estado y vendidos a precios irrisorios al mejor postor.

El siglo XX vio aumentar la población hasta los 490 vecinos, con la agricultura y la ganadería como pilares básicos de la economía del municipio. En 1927 el alcalde hizo construir la actual Fuente del Caño que canalizó el agua que bajaba de un manantial ubicado en la antigua zona de Navazás.

Como ultimas reseñas históricas citaremos la construcción de las escuelas y del lavadero municipal a comienzos de la década de los cincuenta así como el definitivo encauzamiento del arroyo.
Actualmente Colmenar del Arroyo continúa explotando la agricultura y la ganadería de forma prácticamente testimonial, dedicándose a la oferta turística y como segundo lugar de residencia.





 
Iglesia de la Asunción de Nuestra Señor
a


Puente de El Caño
 

Antigua compuerta del Molino de Retes  

Caz o canal que llevaba el agua al cubo de presión del molino

Piedra de molino conservada entre los restos aledaños al molino
 

Molino de El Cubo

Piedra de molino y salida del cubo de presión del Molino de El Cubo

El Lazareto


Restos sepultura tardorromana en el entorno de El Caño


Conduccion de agua procedente del Acueducto de Segovia


El Caño


Puente de La Fragua


Espadaña de la antigua Iglesia de San Vicente


Potro de herrar


Urna cineraria o posible sepulcro infantil de origen tardorromano o visigodo


Fortines de la Guerra Civil Española (Vista posterior)


Fortines de la Guerra Civil Española


Bonita casa en ruinas


Abrevadero


La Noria de las Huertas


Caz del Molino de Las Viñas


Arco bajo el caz del Molino de Las Viñas

lunes, 7 de abril de 2014

Charles Bukowski, Poesía Desnuda

 

Hace un par de semanas se cumplieron veinte años de la muerte de uno de los últimos escritores “malditos” del Siglo XX, el norteamericano Charles Bukowski, escritor y poeta en la línea del anticonformismo de la generación beat, que utilizando un lenguaje agresivo y una temática marginal, a menudo obscena o violenta, elaboró una obra singular, plagada de personajes estrafalarios y marginales: prostitutas, alcohólicos, vagos, buscavidas, jugadores arruinados y bravucones que circulan como sonámbulos o pícaros por una ciudad, Los Angeles, que los rechaza y discrimina.

Esta es también la temática predominante en su poesía, escrita en un verso rudo, escasamente lírico, de mensaje claro y áspero, pese a que en ocasiones afloran en sus poemas los sentimientos y hasta un estado de felicidad. Sus relatos breves, como sus poemas, están escritos en un lenguaje directo, funcional, que cuenta ágilmente una historia con una atmósfera unas veces sórdida y otras atravesada por la comicidad y el habla coloquial más descarnada.

El elemento autobiográfico es en el fondo el aglutinante del conjunto de la obra de Bukowski, quien se empeña en magnificar, incluso con recursos cómicos, su condición de bebedor y mujeriego empedernido, de habitante de submundos relacionados con sus numerosos empleos y ambientes deportivos como el de las carreras de caballos, el boxeo o el béisbol. Sus relatos describen siempre realidades degradadas, reflejo de la monstruosidad de ciertos ámbitos de las ciudades norteamericanas, especialmente Los Ángeles. Sus continuas variaciones sobre pocos temas predilectos lo relacionan, más que con los escritores de su generación (aunque su prosa pueda recordar a la de Henry Miller o John Fante), con los pintores del hiperrealismo.

La obra de Charles Bukowski recibió tantas críticas negativas como positivas. Se le acusó de practicar un estilo soez como mero exhibicionismo literario y de reiterar sus obsesiones de modo efectista. Otros críticos, en cambio, realzaron su autenticidad y su condición de escritor realista.

La mejor forma de formarse una opinión al respecto es leyendo cualquiera de sus novelas o recopilaciones de relatos y disfrutar sumergiéndonos en su particular cosmogonía sórdida. Hoy os queremos traer cinco poemas pertenecientes a diversas etapas creativas para rendir desde aquí nuestro pequeño homenaje a uno de los autores que afortunadamente cambiaron nuestra concepción de la literatura....

Un poema es una ciudad

Un poema es una ciudad llena de calles y cloacas,
llena de santos, héroes, pordioseros, locos,
llena de banalidad y embriaguez,
llena de lluvia y truenos y periodos
de ahogo, un poema es una ciudad en guerra,
un poema es una ciudad preguntando por qué a un reloj,
un poema es una ciudad ardiendo,
un poema es una ciudad bajo las armas
sus barberías llenas de borrachos cínicos,
un poema es una ciudad donde Dios cabalga desnudo
por las calles como Lady Godiva,
donde los perros ladran en la noche y persiguen
la bandera; un poema es una ciudad de poetas,
muchos de ellos muy similares
y envidiosos y amargados...
un poema es esta ciudad ahora,
a 50 millas de ninguna parte
a las 9:09 de la mañana,
el sabor a licor y cigarrillos,
sin policía, sin amantes, caminando en las calles,
este poema, esta ciudad, cerrando sus puertas,
fortificada, casi vacía,
enlutada sin lágrimas, envejecida sin pena,
las montañas rocosas,
el océano como una llama de lavanda,
una luna carente de grandeza,
una leve música de ventanas rotas...
un poema es una ciudad, un poema es una nación,
un poema es el mundo...
y ahora pongo esto bajo el cristal
para el loco escrutinio del editor
y la noche está en cualquier lado
y lánguidas damas grises se alinean
el perro sigue al perrro al estuario
las trompetas anuncian los patíbulos
mientras los hombrecillos deliran sobre cosas
que no pueden hacer.
   
Suerte II



Hubo una vez
en que fuimos jóvenes
dentro de esta máquina...
bebíamos
fumábamos
tecleábamos.
Fue un tiempo de
esplendor
un milagro
aún
lo es.
Sólo que ahora
en vez de
ir hacia
el tiempo
es el tiempo
el que viene hacia
nosotros
y hace que cada palabra
taladre el papel
clara
rápida
contundente
alimentando
un espacio
que se cierra






Ni lo pienses


Ahora, escúchame,
cuando muera no quiero
ningún llanto, sólo hacedme un entierro decente.
He tenido una vida plena, y
si alguien vivió en el filo, fui yo.
Viví 7 ú 8 vidas en
una, suficiente
para
cualquiera.

Todos somos, finalmente lo mismo, así que sin
discursos, por favor,
a menos que quieras decir - jugaba a los caballos
y era muy bueno en eso.

Tu eres el próximo y quizás yo ya sepa algo
que tú todavía no sabes.



 


NOTA SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LAS MASAS


Alguna gente es joven y nada más.
Alguna gente es vieja y nada más.

 
Y alguna gente está en el medio
sólo en el medio.

 
Y si las moscas usaran ropa
y todos los edificios ardieran en
fuego dorado,
si el cielo se sacudiera como
en la danza del vientre
y todas las bombas atómicas empezaran a
gritar,
alguna gente sería joven y nada más
y alguna gente sería vieja y nada más
y el resto sería lo mismo,
el resto sería lo mismo.

 
Los pocos diferentes
son eliminados bastante rápido
por la policía, por sus madres, sus
hermanos,
y otros por sí mismos.

 
Lo que queda es lo que ves.

 
Es duro.-



Para Jane




225 días bajo la hierba
y sabes más que yo.

Hace mucho que te has quedado sin sangre,
eres leña seca en una cesta.

¿Es así como son las cosas?

En esta habitación
las horas del amor
aún hacen sombras.

Cuando te fuiste te
llevaste casi
todo.

Me arrodillo por las noches
ante tigres
que no me dejan tranquilo.

Lo que fuiste
no se repetirá.

Los tigres me han encontrado
y no me importa.





martes, 11 de marzo de 2014

El Arroyo vuelve a cobrar Vida





Para todos los que no conozcáis Colmenar del Arroyo, os daréis cuenta cuando nos visitéis que el Pueblo está construido en torno al Arroyo Corralizo, fuente de Vida desde tiempos inmemoriales, tan presente e importante en las vidas de todos los Colmenareños, que es tan sólo "El Arroyo", el único, el primordial, el que ha vertebrado durante siglos la existencia del Pueblo.

Precisamente la gran abundancia de agua y recursos naturales determinó la elección del asentamiento, probablemente desde tiempos tardorromanos o visigóticos y posteriormente su reutilización, ya documentada históricamente, por parte de pastores segovianos a finales del Siglo XI, una vez finalizada la conquista del Reino de Toledo por parte de Alfonso VI de Castilla.

Al margen de su actividad ganadera, estos pastores utilizaron el Arroyo principalmente para la implantación de huertos de regadío en sus orillas, consiguiendo desplazar el núcleo central de Colmenar del Arroyo del antiguo Barrio de Arriba en la zona de Navazás a su actual asentamiento, en el Barrio de Abajo, alrededor del Arroyo.

De hecho para facilitar los desplazamientos de los lugareños y la comunicación entre las huertas situadas en las márgenes del Arroyo, se hizo necesaria la construcción de los actuales Puentes de La Fragua y El Caño. Igualmente la el Arroyo se utilizó, probablemente desde la época musulmana, como energía motriz para los diversos Molinos de Caz existentes en el Municipio.

Os dejamos una muestra de un bonito paseo y en futuras entradas os iremos mostrando nuestros Puentes y nuestros Molinos de Caz, testigos silenciosos del antiguo esplendor de Arroyo Corralizo.



El Puente de Palo


Desde La Alameda...


La Primavera en el Puente de La Fragua


El Puente de La Fragua en todo su esplendor


El Puente de El Caño


Agua....


Dos habitantes del Arroyo


Un árbol aislado en el cauce del Arroyo


Nuestro Arroyo


Entre ramas....


Desde el Puente de Palo, comenzamos el paseo....


Selvático


El Arroyo


La fuerza del Arroyo


Habitantes del Árbol 


Bordeando el muro


El Muro Verde 


Llegando al Molino de Retes


La represa del Molino de Retes


Vista frontal de la represa del Molino de Retes


La represa desde dentro


Vista lateral 


Acumulación vegetal


Compuerta lateral del caz del Molino de Retes


Los Tres Vigilantes 


Desbordante....


Los daños del fuerte viento....


El Molino de Retes


Compuerta de entrada al caz del Molino de Retes. 
Al fondo, la represa.


El Remanso de los Galápagos convertido en un rápido


Se pueden observar los resultados de la erosión....
 

Llegando al Molino de El Cubo


Dejando Colmenar del Arroyo


Precioso paisaje


Fuerza


 Siguiendo su camino....


Final